Caminando con Jesús
Julio decidió emprender un viaje que lo llevaría por los puntos más interesantes de la Argentina. Antes de partir, puso en la mochila todas las cosas que necesitaría. La ropa, los elementos de higiene, los cubiertos, la carpa. Desde hace mucho tiempo venía acariciando el sueño de “mochilear” hacia el sur. Lo mejor es que unas semanas después ya estaba al costado de la ruta, pidiendo que alguien lo lleve al pueblo más cercano. Un día, mientras caminaba por un sendero tapizado de hojas secas, el crujido bajo sus pies le hizo pensar que somos tanto lo que queremos alcanzar como lo que hemos dejado. Si bien, había alguna llamada a casa para informar su situación, la distancia lo ponía frente a la soledad de ese momento. Sin embargo un pensamiento lo consolaba:
- “Todo habla de mí”.
Las decisiones que tomamos, las elecciones que hacemos, las cosas en las que estamos poniendo el corazón. En ese momento se detuvo una camioneta que llevaba alfalfa a alguna finca cercana. Subió a la caja y allí se dio cuenta…
- “Pero… si no estoy solo… todo nos habla también de los demás”.
Esos hermanos con los que hemos aprendido a caminar, los que han compartido nuestros secretos más íntimos, los que nos alentaron al oír nuestros sueños, por más locos que fueran. Miró mientras pasaba y vio a la vida hecha pájaro construyendo un pequeño nido sobre la vida hecha árbol. Ninguna vida se agota en la mirada interior, es también todo lo que se comparte y reparte como el pan, como el corazón. Sobre eso estaba pensando sin notar que había transcurrido más de una hora. Fue entonces cuando el chofer le avisó que lo dejaba en la entrada del pueblo porque tenía que seguir su camino a la finca. Otra vez a caminar. Julio agradeció y entró en el pueblo. Mientras tomaba un café en la estación de servicio reflexionaba:
- “El que está de camino sabe del apuro que llevan sus pasos. Sabe del miedo que provoca lo desconocido, de los momentos que se han dejado atrás para dejar lugar a las nuevas cosas que enriquecen la vida. A veces se camina solo, a veces en grata compañía. Unos viajan a toda prisa mientras otros deben esperar a que se den condiciones más propicias. Aún el que espera, está en camino. Con aciertos y errores se está en camino”.
Cuando decidió salir a la ruta jamás imaginó que lo sorprendería la lluvia en el medio de la nada, unos kilómetros más adelante. Se cobijó bajo unos árboles al costado del camino pero lo atacaron las dudas:
- “¿Y si estoy haciendo bien?... ¿Hace falta que haga todo esto?... ¿Y si equivoqué el camino?… ¡Que cómodo podría estar en mi casa…!”
Entonces se dio cuenta que como buen andante, necesitaba un norte. No era un lugar físico, era otra cosa. Después de la tormenta, desarmó el pequeño toldo que había hecho con la carpa y volvió al camino, con un maravilloso arco iris frente a él. Entonces vino a su mente…:
- “Si, todo nos habla de Dios”.
La tormenta pasa, la gente pasa, el paisaje pasa, pero Dios está siempre presente. Ese al que le pidió que lo bendijera al emprender el viaje, estaba hoy con él en medio de aquella soledad, tan vivo como siempre. Entonces le puso una sonrisa a lo desconocido y siguió caminando con confianza.
A vos que has compartido nuestros desvelos, a vos que has llorado con nosotros, que reíste con nuestras bromas y que te hiciste uno con nosotros en el abrazo, queremos decirte nuevamente:
Todo nos habla de Dios.
Queremos compartir estas fotos que hicimos en el retiro “Proyecto de vida” a fines del año pasado y de paso, decirte que sí…Que te extrañamos mucho”.